viernes, 10 de septiembre de 2010

LAS MIL Y UNA LUCES DEL COLEGIO LOURDES

LAS MIL Y UNA LUCES DEL COLEGIO LOURDES DE AHUACHAPÁN
Por Luis Guillermo Ibáñez

Siete de septiembre de dos mil diez. Emoción. Todos, ansiosos, esperando la noche. La noche de farolitos. “Qué linda se ve la noche, noche de farolitos”, dice una canción del doctor Mario Enrique Ancalmo. Desde ya hace un buen tiempo, se ha pedido a los alumnos que colaboren para elaborar los farolitos fabricados con madera, que son decorados con papel “celofán” y en el centro llevan una vela, que muestra luz de esperanza entre las personas. Ahuachapán presenta esperanza con la luz de sus farolitos.

Angustia. Mucha angustia y desilusión reina entre todos los habitantes de Ahuachapán. Los alumnos, en el colegio Lourdes de Ahuachapán, se sienten frustrados, pero las amenazas que las maras han declarado a todos los habitantes y el supuesto toque de queda no han afectado sus ganas de decorar las calles con las estructuras armadas con varas de bambú, sobre las cuales se montan los farolitos. Se comenta. Se dice. Algunos no asistirán. Sus padres temen. Ellos también. La noche tampoco estaría con la afluencia de todos los años. En los departamentos vecinos la situación va peor. Pero no. Nada va a impedir que se rompa la tradición que data del siete de septiembre de mil ochocientos cincuenta. No. El colegio Lourdes de Ahuachapán, seguirá contra viento y marea, nadando contra las corrientes, luchando, y logró, después de todo, mostrar sus mil y una luces al pueblo y sus visitantes. Mostró los farolitos que marcan la conmemoración de la víspera del natalicio de la Virgen María.

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